

21 Días de ayuno
Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él.
(Lucas 9:32 Reina-Valera 1960)
Como en muchas otras ocasiones Jesús subió al monte a orar. Esta vez, acompañado por tres de sus discípulos. Aunque las necesidades de las multitudes que lo seguían demandaban tiempo y mucha atención del Señor, él nunca descuidó su comunión con el Padre.
En su paso por la tierra, Jesús se despojó de su divinidad y escogió vivir como hombre que dependía absolutamente de Dios. De esa manera modeló un estilo de vida sobrenatural y nos enseñó el camino para buscar constantemente la presencia de Dios. Fue la intimidad de Jesús con su Padre Celestial lo que se constituyó en el fundamento para todas las señales, las maravillas y los milagros que realizó. Y fue esa experiencia la que iba a convertirse en la experiencia normal de todos los que lo siguieran.
No fue casualidad que Jesús estuviera acompañado por sus discípulos mientras oraba. El Señor estaba modelando para ellos y para nosotros hoy un camino a seguir de búsqueda de la gloria de Dios sobre nuestras vidas. Porque es esa manifestación gloriosa de su presencia la que nos transforma y capacita para ser los transformadores del entorno y de las personas que nos rodean.
Los discípulos estaban rendidos de sueño pero fueron más allá de ese cansancio, de ese adormecimiento y permaneciendo despiertos, ¡vieron la gloria de Jesús! Su esfuerzo por vencer el agotamiento que sentían tuvo una recompensa gloriosa que marcó sus vidas.
Quizás haya circunstancias que pretenden adormecerte, pero que nada te impida de experimentar cielos abiertos sobre tu vida para que se manifieste en mayor medida la presencia de Dios. Despiértese de cualquier situación, permanezca expectante y verá la gloria de Dios.
Era tan impactante la experiencia que estaban teniendo los discípulos que uno de ellos sugirió quedarse en ese lugar y de alguna manera conservar ese tiempo de gloria. Pero Dios les muestra un plan aún mayor. Esa gloria derramada no era solo para ellos sino para ser desbordada en otros. De la misma manera todo lo que Dios deposite sobre nuestras vidas es imposible guardarlo solo para nosotros, lo más natural es volcarlo en otros y así ser usados por el Señor para bendecir a muchos.
Aplicación práctica
Despiértese de toda situación que pretenda adormecerte.
Separe un tiempo especial cada día para buscar más de la gloria de Dios.
Clame al Señor por su presencia manifiesta en tu vida.
Comparta en estos mismos días de esa gloria con otras personas: orando por necesidades, por salvación, por cielos abiertos sobre otros.